quarta-feira, 23 de fevereiro de 2011

Yo tengo sangre azul



Hay amores que no se olvidan nunca, como hay amores implícitos, amores con los que nacemos.
No me acuerdo cuando fue la primera vez que con conciencia y autonomía supe que tenia una grande pasión.

Desde que me acuerdo, he oído historias de estrellas, historias de grandeza, historias de mitos y tiempos dorados, yo viví el ultimo momento heroico de nuestra historia, es uno de los recuerdos más gratos que tengo, sirvió para convivir en familia y para compartir el gusto por alguna actividad.

Las tardes de domingo o las noches frías de los miércoles, ahí estábamos nosotros, más las hermanas León, los amigos, el extraño de pelo largo y el intruso rojo de turno.
Llegábamos al estadio tres o cuatro horas antes, hacíamos una fila interminable discutíamos con los policías de caballería, asistíamos a peleas entre revendedores y hasta que finalmente se abrían las puertas, entrabamos corriendo para encontrar un buen puesto, siempre en la tribuna occidental general costado norte, encima del camerino, extendíamos la bandera que mi abuela había hecho con tanto cuidado, aquella bandera de rayas azules y blancas única en el Campin aquella bandera que tantas veces salió en televisión, ansiosamente esperábamos el inicio del partido, el momento que los jugadores entraban en campo.

Era un momento de catarsis, confetis serpentinas papelitos para dar la bienvenida, antes del partido comenzar cantábamos, primero el himno de Colombia, después el himno de Bogotá, que nunca entendí muy bien la letra pero era altamente emocionante, se oían 57 mil personas a gritar Bogotá, Bogotá Bogotá.

Triunfos y derrotas como en todo... el partido acababa y nosotros salíamos a comentar la jugada genial, el robo de arbitro o el malvado verde que nos jodió, parada técnica en el corral para matar el hambre y después listos para la próxima jornada.

La época en que yo viví esta pasión fue una época de amores y odios radicales en Colombia o eras una cosa o eras otra, yo me preguntaba muchas veces cómo seria la vida vista desde el lado rojo o desde el lado verde, no!, no tendría una vida digna no seria feliz! respondía para mi.

Esos amores y odios pasaron las fronteras del deporte para entrar en una guerra regionalista que termino, nada más ni nada menos que asociada a la guerra de los carteles de la droga, fue una época de violencia sin medida donde ni el fútbol se escapo, yo la viví intensamente con la inocencia de una niña de 11 años, hoy 22 años después de esa época delirante y sin la inocencia de una niña me pregunto cómo fue posible no poner limites ? cómo fue posible que por un equipo de fútbol se cantase a favor de uno de los capos del narcotráfico?, así es la vida y así es lo que nos emociona ambiguo y con dos caras.

yo grite, cante, sufrí, lloré pero sobretodo fui feliz, muy feliz! por un amor, un amor loco y desmedido que vino en la sangre porque yo tengo sangre azul porque yo soy millonaria! y seré siempre!
En esta época de delirio di y me dieron abrazos inolvidables, construí relaciones de complicidad con mis hermanos, así como con mi papá, y para mi quedó para la historia la ultima vez que nos movimos juntos por amor, quedará para siempre el recuerdo del ultimo partido al que yo fuí.

Fue el estadio municipal de Girardot no me acuerdo contra quien, recuerdo que el pájaro Juarez nos salpico con agua porque el calor era infernal, ese campeonato fue suspendido porque la guerra y el odio así lo quisieron.

Millonarios ganaría ese año la estrella 14

terça-feira, 22 de fevereiro de 2011

Dónde es Sur America?


Soy colombiana de origen árabe, con ascendencia francesa, si analizo al más mínimo detalle soy bogotana de origen norte santandereano con ascendencia chibcha, conclusión soy una mezcla de muchas culturas diferentes.

Después del boom de la globalización me pregunté un dia de dónde era y me respondí soy una ciudadana del mundo, desde muy pequeña comencé a viajar a conocer y constatar aquello que leía oía o veía.

Siempre tuve una curiosidad desmedida por los conflictos que marcaron el siglo XX, creo que si fuera posible viajar en el tiempo, viviría unos años la segunda guerra mundial, de hecho una vez que estuve en París paseando por el barrio Judío tuve la extraña sensación de ya haber estado ahí, sentí un escalofrió misterioso del cual no me puedo olvidar, conflictos como la revolución cubana o la propia dicatudura Argentina son temas que me despiertan mucho interés.
De los conflictos colombianos creo que solo el auge del M-19 en lo años ochenta me parece digno de atención.

Ya asistí a la caída del muro de Berlin, la perestroika y más recientemente a la caída del imperio yankee.

Desde hace trece años vivo en Europa tengo pasaporte de la unión europea y voy juntando pedacitos de culturas, de ideologías, de conflictos que van formando mi propia forma de ver el mundo.

Paralelo a estos acontecimientos políticos y sociales no deja existir un contexto menos rígido pero donde también surgen respuestas a esos conflictos, las respuestas artísticas que se pueden estudiar a partir de estos acontecimientos son muchos y no tengo materia para escribir sobre eso, prefiero simplemente pensar que van dejando marcas en mi, como los conflictos dejan en la sociedad.

Hay mucha gente que se siente inferior porque nació en sur América y no en norte América hay muchos que querían ser europeos antes que sudacas yo como muchos otros soy las dos cosas, orgullosamente suramericana con pasaporte europeo y no me imagino quien seria yo, si en mi adolescencia no me hubiera cuestionado con las canciones de Silvio Rodriguez, si alguna vez no hubiera dudado de mi posición entre izquierda o derecha después de leer la biografía de Neruda, no seria la misma persona si desde muy pequeña no hubiera asistido a un concierto de Mercedes Sosa y definitivamente hoy no tendria la visión que tengo del mundo si un día no hubiera leído la genial frase de Mafalda cuando mirando el mapamundi y apuntando para la posición de Argentina pregunta, "Por qué el mundo está a contrario?"


terça-feira, 8 de fevereiro de 2011

Las fotos que toma el alma



Hace tiempo que quería escribirte algunas cosas, pueden ser palabras, pensamientos o talvez sea simplemente la necesidad de pasar por escrito el interminable monologo que tengo que tener desde que no estas, a veces siento que estas ahi tan cerca y tan lejos como siempre estuviste, al otro lado del teléfono, cruzando el océano, estabas lista para contarme las cosas del día o el resumen de la semana.
Decir que me haces falta, es talvez la frase mas obvia y esperada, claro que me haces falta en cada decisión que tomo, en cada alegria que tengo o en cada momento de tristeza, nada me quedo por decirte, bueno... talvez una cosa que siempre supe que que con tu sabiduría e inteligencia te diste cuenta que te estaba ocultando algo, digamos que me quedé tranquila porque aunque no preguntaste supe que sabias aquello que no te dije.
Desde hace un tiempo quería hacer esto, escribirte, me enseñaste tantas, tantas cosas, unas buenas otras no tanto pero al final me diste aquella lección de vida que me quedo como herencia , no pretendo superarte porque no es fácil pero pretendo si, igualarte, hay días en lo que se me olvida que no estas eso me pasa frecuentemente, hay días en los que sueño contigo y te siento ahí, muy cerca tuvimos momentos de grata complicidad en diferentes momentos de la vida, hoy me acorde de la tarde que pasamos en San Telmo ese viaje a Buenos Aires es el recuerdo mas vivo y lindo que tengo de ti, en ese viaje te conté muchas cosas, supiste entender y te diste cuenta que eran importantes para mi.
Así como ese viaje tengo otros recuerdos, tengo grabada en la memoria una llamada que me hiciste para contarme un problema, ese día me dí cuenta que tan amigas eramos, a pesar de haber estado lejos tanto tiempo, estos más de diez años fuera de la casa me acercaron a ti de otra forma, talvez en las cosas más fundamentales, más intimas y más importantes.
El vacío es grande y nada lo llenara dicen que con el tiempo se aprende a vivir, el otro día hablaba con Danilo que cada uno de nosotros vive tu falta de forma diferente siempre dije que a tu ausencia física ya me había acostumbrado pero hoy me di cuenta que no es verdad, existen pequeños detalles en los que todavía estas presente hoy me pregunté que haré cuando esas cosas naturalmente desaparezcan, entonces pensé en una cosa que le enseñé a Antonio, se llama "la cámara del alma", un día le dije cuando algo te guste y no lo quieras olvidar tomale una foto con la cámara del alma, consiste básicamente en cerrar los ojos en el momento cierto y guardar una imagen.
Hoy abrí mi álbum del alma... Desde el viaje a Panamá hasta el ultimo día que te vi, son muchas fotos, tengo fotos tuyas haciendo el quippe, los tamales, planchadote el pelo esto ya hace treinta tal años, esperando la hora para irte a la universidad, cuando viste a Belisario y cuando fuimos juntas donde Pastrana, te estoy viendo sentada con mi abuela luz compartiendo el cigarrillo y haciendo crochet, las discusiones de política con la familia, los juegos de cartas, las idas de shopping en tantas partes del mundo, nuestras caminadas en Boston, la ilusión que tenias cuando me casé, la serenidad en los momentos mas duros, tu compañía cuando nació Antonio, tu fragilidad cuando te dio aneurisma, tu fortaleza cuando te recuperaste, el día que te vi en el hotel de Miami recuerdo tu pregunta, no se que me dio pero nunca quise aceptar muy bien lo que pasaba, el último día me hablaste poco pero me quedaron todas las palabras y tu mirada... sobretodo tu mirada.
Ves Ma como decías tu, me duele el alma y hoy más que nunca tengo ganas de gritar!
te extraño

terça-feira, 1 de fevereiro de 2011

Mojicón con colombiana




Quien como yo creció en Bogotá en los años ochenta recuerda bien las casetas de esquina, pintadas con los colores de la bandera del distrito, rayas rojas y amarillas.

En esas casetas vendían de todo hay quien diga que hasta droga y no lo dudo, lo cierto es que en la vida agitada de la ciudad había espacio para una pausa, en estas casetas era siempre posible parar para unas onces callejeras, desde el delicioso choco-break hasta un periódico pornográfico se podía comprar.

En las calles de Bogotá aprendí mucho de nuestra idiosincrasia aquella que se veía en Don Chinche pero a la cual no se tiene acceso por la famosa historia de la seguridad, la verdad me escapaba de vez en cuando de mi barrio donde no habia casetas de rayas sino cafés sofisticados a imitar los cafés parisinos, y quien los frecuentaba estaba siempre convencido que tomaba café en los campos elisios, en esas escapadas por el mundo real o por la "Bogotá Oculta" como siendo irónica muchas veces me referí, a esos trozos de ciudad, que no me pertenecen pero que son muy auténticos, encontraba las casetas de rayas y otras cosas, como los puestos ambulantes de San Victorino que vendían esa gallina amarilla brillante que me hacia claramente sentir en el medio de un mundo sórdido y malvado.

Tendría siete años cuando acompañaba a mi papá al almacén de telas que era de mi abuelo, mi papá salia a las nueve y media de la noche en pleno San Victorino iba siempre con una mano en el bolsillo cuidando la plata de las ventas del día y la otra mano apretaba la mía mientras caminábamos con alguna velocidad hacia el parqueadero esa Bogotá sórdida que se ve en el centro marcó mi relación con la ciudad, subíamos por la calle 22 donde veía las prostitutas paradas atrás de una reja atravesábamos la caracas en medio de carros busetas y raponeros.

Si, esa también es mi ciudad, una ciudad hostil y peligrosa atrás se quedaban los jardines del museo del chico, la carrera quince en pleno auge comercial para conocer el otro lado de mi ciudad, esos contactos en la infancia me hicieron entender desde muy joven que Bogotá es una ciudad encantadora con secretos perversos y atributos visibles una ciudad que se ama o se odia pero a la cual nunca se puede ser indiferente, yo la amo.

Muy niña me acuerdo de ir muchas veces con mi abuelo al palacio de Nariño para ver el cambio de guardia, el batallón guardia presidencial cambiaba de turno a las cinco de la tarde mi abuelo Antonio me llevaba de la mano después caminábamos por la plaza de Bolívar y terminábamos de compras en el LEY ahí yo podía comprar todo aquello quería.

Volviendo al tema de las casetas de rayas siendo ya estudiante universitaria época en la cual los gustos son mas refinados y las ganas del café parisino son mas intensas me acuerdo de parar con un amigo muy bogotano uno de aquellos orgullosamente rolo, paramos en una caseta para comer cualquier cosa eran casi las seis de la tarde y teníamos hambre, yo por norma en la calle no como nada que no sea de paquete y de marca conocida, en la vitrina había huevos duros, cardenales rojo intenso y arepas gruesas y muy blancas, nada que me provocara, mi amigo me preguntó quiere comer lo que come un obrero a esta hora? yo con miedo dije, bueno si no me gusta se lo come usted me sirvieron un Mojicón con Colombiana que delicia! un sabor único tan autentico como el olor a fritanga en la entrada sur del Campin.

Para consuelo mio el mojicón es tan común en el mundo como el café, aquí en Portugal se llama Pão de Leite, traduciendo pan de leche y si en las calles bogotanas sabe bien con colombiana aqui sabe a gloria en los días de playa en pleno verano "no famoso lanche das cinco da tarde"