sexta-feira, 13 de julho de 2012

Mi mamá me ama


Entré con cinco años para primero de primaria, recuerdo claramente la primera semana en el salón de Kinder, yo ya sabia leer y mis compañeros apenas comenzaban a distinguir las vocales, la profesora entendió que mi lugar era otro, llamó a mi mamá y tomaron la decisión de pasarme repentinamente a primaria.

Los recuerdos que tengo de esos primeros cinco años de vida son vagos, imágenes puntuales de mi casa en Nicolas de Federman, de los escondites de la casa de mi abuela, recuerdo las horas antes de mi primer viaje a Estados Unidos, intento juntar cronológicamente los recuerdos y no logro encontrar una lógica, apenas imágenes como si de fotografías se tratase.

Mi mamá por esa época estudiaba "Derecho Internacional y Diplomacia" en jornada nocturna en la Universidad Jorge Tadeo Lozano una carrera de cinco años a la cual se entregó con alma sacrificando noches junto a su familia, ese esfuerzo le valió no solo una tesis laureada y texto obligatorio para las generaciones futuras como una indudable admiración de su marido y sus hijos, por la capacidad que tenia para ser mujer, mamá y estudiante al mismo tiempo una fuerza sobrenatural que la acompañó hasta el ultimo día.

Pocos recuerdos tengo de esa época, tengo claro un día en que ella estaba sentada conmigo en la biblioteca de nuestra casa, yo estaba colerendo un dibujo y ella pacientemente me explicaba como no salir de la linea de contorno ese día lo recuerdo como si fuera hoy, tengo claro también cuando me dijo que se tenia que ir para la universidad y yo llorando le pedí que no se fuera. Hoy treinta años después puedo imaginar la tristeza con la que ese día ella se fue a estudiar, yo también soy mamá se que tengo obligaciones y responsabilidades y se lo que cuesta cuando un hijo llorando me pide que me quede y yo me tengo que ir, sentimos un nudo en la garganta miramos varias veces hacia atrás deseando por todo poder quedarnos.

DONDE SE MATA POR UN GOL


En estos días estoy recordando muchas cosas de aquel que fue sin duda el periodo de violencia mas fuerte que he vivido, hoy veinte años después de la muerte de Pablo Escobar me pregunto cómo fue posible crecer tranquilamente en medio de tanta inestabilidad, como a muchos colombianos esa época me paso de frente pero sin tocarme directamente, sin víctimas cercanas dejadas por el terrorismo, sin heridas dejadas por algún miembro de la familia preso en el consumo de cocaína, sin miedos ni amenazas, sin familiares exiliados, con un pasado judicial limpio de cualquier acto ilegal, tan solo multas por parquear mal pero a pesar de está micro paz en la que crecí, no dejé de sentirme víctima de un sistema corrupto que me hizo perder la confianza y la credibilidad en el futuro seguro de mi país, soy de esa generación que siendo muy niños nos interrumpían nuestras tarde de dibujos animados con un extra extra mataron a... y así fui creciendo casi aceptando el asesinato como un acto común, de todas las muertes que ha dejado la violencia en Colombia me han marcado cuatro, la muerte de Alvaro Gómez , la de Carlos Pizarro León Gómez, la de Jaime Garzón y el mas absurdo de lo asesinatos el de Andrés Escobar, cualquier asesinato es condenable, cualquiera es injusto cualquiera es absurdo pero hay unos completamente inaceptables.

Este mes asistí  a la Eurocopa, vi todos los partidos de la selección portuguesa sabiendo que cada portugués deposito en esa selección toda las esperanzas para, por un momento, sentirnos grandes, olvidarnos de la crises, saber y sentirnos victoriosos, jugamos bien pero no fue suficiente la suerte no ayudo y por una de esas cosas absurdas del fútbol fuimos eliminados en los penaltis, un error humano una mala hora un penalti mal pateado, pateado con nervios...

Un amigo portugués con quien estaba viendo el partido después de la eliminación de Portugal me dijo: "este en Colombia era hombre muerto", lo mire con una sonrisa impotente juro que sentí vergüenza pero le tuve que responder "si!"

Pasados pocos días de ese partido de Portugal contra España encontré a Bruno Alves en la fiesta del jardín infantil que mi hija frecuenta, donde es compañera de su hija, lo mire y pensé; Portugal es una país justo, tiene una sociedad tranquila donde nadie pondría en causa la vida por no marcar un gol, Bruno Alves estaba tranquilo, riendose de forma espontánea,ese día era más un papá presente en la fiesta de final de año  hablo con la gente y nadie, absolutamente nadie, lo condeno por el penalti mal pateado que significo la eliminación de Portugal y el desvanecer de una esperanza, ese diá pensé tanto en Andrés Escobar...

Está es la diferencia entre una sociedad donde la vida es un valor sagrado y otra, donde se mata por un gol!

terça-feira, 20 de dezembro de 2011

Un pesebre y dos toreros


En diciembre siempre me da un ataque de nostalgia y melancolía, una nostalgia mezclada con ese intimo deseo de continuar siendo niña, si porque todos admitamos o no nos gustaría no haber crecido, continuar creyendo que era el niño Dios que nos traía los regalos, que si no poníamos luces y guirnaldas, el no vendría a nuestra casa y sobretodo continuar creyendo que la vida es tan dulce y tan bonita como en los días que anteceden la Navidad.

Hoy que ya estoy en el papel contrario y tengo dos hijos pequeños, intento mantener y transmitir esa magia en la que yo creo firmemente pero es difícil pasar tradiciones y costumbres cuando vivimos fuera de nuestro país, sobretodo en el mundo en que vivimos en que el niño Dios ya no existe y papá noel es un tipo medio gordo, medio flaco que nos aparece con gafas de sol y un GPS, no hay un niño en edad preescolar que se como el cuento de Santa Claus.

Yo mantengo la tradición que la Navidad solo comienza en la víspera del ocho diciembre, enciendo las velas que pongo en la terraza y año tras año espero al niño Dios desde hace 35 años, ese día hacemos el arbolito de navidad, cada uno pone los adornos que mas le gustan, aquí tenemos corazones blancos en todas las versiones y materiales imaginables algunas formas hechas en plastilina de hornear, y una que otra bola, luces alrededor y está listo, seguimos con el pesebre, tenemos seis, no somos coleccionadores pero alguien a quien amamos, nos fue regalando algunos.

Tradición mía, el niño Dios solo se pone el 24 de diciembre a la media noche y lo debe poner el más pequeño de la casa, en el árbol regalos y regalos que lo van cubriendo hasta dejar de verle el tronco, me encanta la Navidad!

Cuando era niña repetía este ritual dos veces, uno en mi casa y otro en la casa de mi abuela, el árbol de mi mamá me gustaba más tenia adornos muy bonitos pero el pesebre de mi abuela era incomparable, tenia todas las figuras clásicas, lo mejor era un espejo que simulaba el lago de los patos y una cosa que nunca entendí porque, en el pesebre de mi abuela habían dos niños vestidos de toreros, nunca supe porque la fiesta brava hacia parte del pesebre de la soledad!

En mi casa el pesebre tuvo varias evoluciones hasta que un día mi mamá que era la reina del pragmatismo decidió eliminar todas la figuras individuales y decidió comprar una olla de barro donde hasta el niño Dios venia pegado con boxer, ahí la tradición comenzaba a cederle espacio a la vida moderna, para rematar esa olla tenia una conexión eléctrica que iluminaba el interior de la "casa olla" que además tenia dos cuartos uno donde estaba mi querido niño dios y otro, el de huéspedes donde iban a dormir los reyes magos.

Parece un episodio normal pero creanme ese día me di cuenta que ya no era una niña y que la Navidad habia dejado de ser el tiempo de rezar novenas, cantar villancicos jugar aguinaldo y robar besos! ahora con mis hijos es el tiempo de hornear galletas, hacer tostadas a la francesa, imaginar regalos que al otro lo puedan sorprender, robarles un beso, jugar tres pies, sorprenderlos con un regalo inesperado pero sobretodo quiero que la magia de la navidad nos dure todo el año

Feliz Navidad! y feliz 2012

sexta-feira, 8 de julho de 2011

El Ministro




La primera vez que lo vi, tenia una gabardina doblada y colgada en su brazo derecho.
El tenia una sonrisa tierna y encantadora, era de estatura pequeña, cuerpo robusto, talvez tendría 65 años, de paso lento, cojeaba por causa de un accidente, era calvo y de buenos modales, él tenia los dedos más gruesos que he visto hasta hoy.

Ese señor me cautivó desde el primer día que lo vi, recuerdo que yo estaba en el segundo piso de la casa de mi abuela viendo el pájaro loco, el venía a hablar con mi abuelo, lo mandaron subir para esperar por él, yo imaginaba que era una viejo amigo, yo le sonreía tímidamente, hasta que él me dijo: "yo conocí a tu papá con tu edad..." supe entonces que Lara había sido empleado de mi abuelo durante muchos años, ahora como mi abuelo estaba enfermo y no podía manejar lo había vuelto a contratar y ese era su primer día de trabajo.

Después de la muerte de mi abuelo, Lara fue contratado por mi papá para ser el "conductor" de mi casa, pasó a ser: el guardaespaldas, el mensajero, el compañero de aventuras, el que guardaba los secretos, el amigo, el era un miembro más de la familia.

Dieciseis años trabajó Lara en mi casa, nos vió crecer, nos llevaba al colegio nos enseño a manejar hasta ir solos para la Universidad.

Bogotano como pocos, aunque habia nacido en Sopo, tenia un fascinante sentido del humor era audaz, irónico y muchas veces evasivo.

Así era Lara, con respuestas en la punta de la lengua, si no ganaba empataba, guardó los secretos más escondidos de mi abuelo, ni después de revelados por otras personas el contaba un mínimo detalle, le hicé preguntas hasta el cansancio, preguntas que nunca me respondió, fiel a su patrón y después a su patrona (mi mamá).

Conocí Bogotá con él, recuerdo cuando le pedía que me llevara a la 53 con carrera 24 a comprar cosas de hello kitty así como nunca olvidare cuando lo invitaba a comer un helado en el Popsy de la 45 con 30, el decía tomando del pelo que yo era su "mini-patrona" y era verdad!

Lara, larita o "el Ministro", se ganó el apodo porque llegaba tarde, hacía lo que el entendía que debía hacer y sobretodo porque siempre daba una declaración justificada de su falta, que no convencia a nadie.

Larita mi viejo amigo!

quinta-feira, 26 de maio de 2011

la veleta




Bogotá Junio 16 de 1997

Estoy en el Aeropuerto Internacional El Dorado son las nueve de la mañana voy a embarcar en un vuelo de American Airlines con destino a Miami, despues de una escala de aproximadamente 2 horas seguiré en un vuelo de Air France con destino a Paris y despues haré conexión con destino a Barcelona, regresaré el 30 de Julio, Paris -Boston, Boston - Miami, Miami -Bogotá

Mal yo sabia que aquel 16 de junio quedaria marcado como el dia que salí de Colombia para siempre, ya pasaron 14 años y recuerdo aquel dia como si fuera hoy.

Asi como en Back to the future o en Match Point, en la pelicula de mi vida yo tambien identifico ese sabado como el dia que cambio mi vida.

Recuerdo perfectamente, la ropa que llevaba vestida, las tres inteminables horas dentro del avion en el aeropuerto de miami, a mi llegada a Paris compré una guia Michelin de Barcelona, hasta que finalmente llegue al Prat, cogi un taxi y le pedi que me llevara al hotel Belagua en via Augusta estaba literamente muerta de cansancio.

En Colombia deje sin saber que dejaria, una relación de cinco años, se quedaron las amigas del frente "comunista" deje sin siquiera imaginarme aquello que podia llamar el embrion de mi futuro, estaba terminando la carrera de arquitectura y ya se veian perspectivas de trabajo yo deje...deje todo, deje aquel titulo que llevo con orgullo y placer mundano, ese titulo que me otorga el derecho de ser la niña mimamda de la casa.

Todo se quedo en Bogotá, en mi maleta llevaba la ropa suficente para un mes algun material de trabajo y la ilusion de una aventura, si, porque ese viaje no era más que una aventura.

pero esa aventura me cambió la vida, el norte y mis referencias dieron una vuelta como una veleta del parque nacional, de repente senti que ya no miraba en frente di vueltas sin parar en el mismo punto sin nisiquiera fijar la mirada.

A veces extraño la vida que tenia antes de ese dia, mis rutinas, las idas a la ciclovia, los domingos en el Neusa o en Cajicá, extraño las idas a comer al patio, los martes de cine en cinema paraiso, extraño las noches que salia tarde de la clase de taller, extraño mi pequeño mundo, mi estudio, mi mesa de dibujo, mis materiales mi Cd de Shakira, mi perro, extraño las mañanas frias en las que tenia que ir a las clases de francés en la alianza, el capucchino de las cinco.

Extraño... como se dice en portugues "tenho saudades"

Despues de muchas vueltas fijé la mirada, entre chipirones, mojitos, ensaladillas, boquerones, y tantas, tantas cosas que descubri y me quedé en Barcelona.

Atras se quedo Bogotá y con en ella una parte de mi pero le hice una promesa inquebrantable "volver"

quinta-feira, 19 de maio de 2011

La Soledad


Carencia de compañía - Lugar desierto, o tierra no habitada - Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa.

Así consta en cualquier diccionario de español la definición de soledad, sin ánimo de contrariar aquel sentimiento, que queramos o no, de vez en cuando nos invade, es rebelde y como una de aquellas visitas indeseables demora algún tiempo para abandonarnos, así es la soledad!

Pero yo tengo otra definición de "la Soledad" un sitio seguro, sitio donde se encontran palabras cariñosas, gestos de amor, pilar fundamental, lugar donde se guardan secretos, confesiones y pactos infantiles.

Si, eso para mi, realmente es la soledad, porque antes de ser un sentimiento de ausencia, para mi la soledad es la casa de mis abuelos, calle 41 # 25 - 49, tel: 2443581 una casa de los años cincuenta, proyecto arquitectónico de Antonio Romero, con espacios generosos, dos pisos sostenidos majestuosamente por una columna negra que serviría de referencia para tantos juegos infantiles y hoy cierro mis ojos y esa columna es la primera imagen que tengo de la casa, tenia tomadas eléctricas en el piso cosa que nunca he visto en otro sitio, cinco cuartos todos tenían dueño, terraza, lavandería cuarto de servicio, ante jardín, jardín.

El Jardín

Pertenecía inequívocamente a mi abuela que lo cuidaba celosamente, ese era su mundo, talvez el sitio de la casa donde se sentía más feliz, recuerdo aquel Pino plantado en el medio, emblemático como cada miembro del jardín, el árbol de duraznos sembrado por mi papá, las brevas en un rincón lejano donde raras veces llegué, las mata de moras, y las diversas plantas, que servían de remedios para todas las enfermedades, me parece estar viendo a mi abuela recogiendo hojitas de manzanilla para preparar una água aromática, en mi noción de escala infantil ese jardín tenia las dimensiones del Jardín Botánico.

Mi abuela

Esa señora de baja estatura, pelo grisáceo y ojos azules, cumplía su papel de mamá, abuela, mujer, con una responsabilidad intachable, ahí esta ella sirvierndole a mi papá en un plato minúsculo, una muestra de mollejas, con un vaso también minúsculo de jugo de mora, sabía que así era como a él le gustaba, mi abuela era una mujer de rutinas establecidas tenia un menú semanal definido a mi me gustaba ir los martes que era sopa de arroz y los viernes que había crema de limón, huía los lunes por culpa de la sopa de coli, los jueves eran lonchas de ternera y el miércoles ajiaco, los sábados era el día de ir a la plaza por la mañana y por la tarde hacer la mantecada, así era mi abuela, mujer de horas controladas, mientras escribo esto me estoy comiendo un banano, eso en la soledad era impensable mi abuela me tenia prohibido comer banano después de las seis de la tarde. ya es media noche...

En la sala una mesa de Noguchi que tuve la suerte de heredar, el comedor retro extensible ahí donde después de almorzar jugaba parqués con ella mientras oíamos las radionovelas de caracol.

Religiosamente a las seis de la tarde cerraba las cortinas y prendía las luces llegaba la hora de jugar a las escondidas todos los rincones eran válidos para un escondite exceptuando la cocina ahí estaba mi abuela machacando ajos para condimentar la carne que serviría para la comida. Un dos tres por mi y salvo patria gritaba alguien que salia por detrás del bar donde se guardaban las canastas de coca cola que venían del Café San Marino.

En esta soledad aprendí juegos, hice pactos de honor y guarde secretos, crecí con mis primos jugando fútbol e inventando estrategias de guerras de bodoques, en esta soledad aprendí que la familia es extensa que las enseñanzas de una abuela son diferentes a la de la mamá, supe que son amores diferentes pero tan válidos como nuestro nombre.

A mi abuelo lo recuerdo poco tengo imágenes de él grabadas en el alma, me despertaba con cariño pero con las manos mojadas para que yo no dudara en levantarme, su presencia era imponente, sentado siempre en la silla reclinomatica, recuerdo cuando me regalo el estralandia, mi primer contacto con la arquitectura, siempre he creído que el seria feliz si supiera que soy arquitecta.

En esa soledad aprendí que la mujer por más frágil que parezca es siempre más fuerte, de esa casa traje un collar de perlas que lo uso diariamente como amuleto de fortaleza eso me dejó mi abuela, una mujer aparentemente sumisa pero más fuerte que el pino de su jardín.

quarta-feira, 20 de abril de 2011

Hay que orgulloso me siento de ser un buen colombiano


Después de quince días en Colombia ocho en Cartagena y ocho en Bogotá, intento hacer un resumen de lo que este viaje en 2011 me dejó. Quedó una experiencia maravillosa, visitar mi país con amigos extranjeros, me obligó a mostrar su mejor cara sin dejar de hablar de sus mayores fragilidades, cuando vemos nuestro país desde la óptica de un turista extranjero todo nos parece más bonito más amable y más vivo pero al mismo tiempo menos nuestro.

Mi país aquel donde crecí, ha cambiado mucho en estos últimos años, creo que ha perdido identidad, creo que aquellos vacíos que la violencia nos dejó, los colombianos intentan llenarlos con ilusiones extrañas a ellos mismos.

Pregunté por Millonarios, como lo hago siempre, todos me respondían de forma apática "ahi una mierda", ni supe siquiera en que lugar de la tabla estamos, se que existe una crisis enorme en el fútbol colombiano, la violencia dentro de los estadios y la mala calidad del deporte han alejado a aquellos hinchas de verdad, lejos están hoy los bogotanos de tercera edad que crecieron oyendo los relatos de la época del dorado, que vieron jugar a Diestefano que gritaron de emoción con Alejandro Brand o Willington Ortiz pero lejos tambien esta mi generación la que cantó los goles de Funes y la que inolvidablemente lloro de emoción con la estrella doce y trece.

A mi me gusta el fútbol y tengo mis equipos extranjeros de referencia mi millos argentino es River Plate y mi millos español es el Real Madrid y por una cuestión de grandeza capitalina mi millos portugués es el Benfica pero de ahi a sentir en mi corazón lo que un dia senti por millos falta mucho tanto como volver a nacer.

Talvez por eso este sabado 16 de abril no entendí porque las calles de Bogotá a cierta altura quedaron desiertas pero mi mayor admiracion fue pasar por el parque de la 93 y ver a la gente vestida con las camisetas del Real Madrid o del Barça por momentos me senti caminando por las Ramblas en medio de un mar de turistas vestidos con la camiseta de Figo cuando jugaba en el Barcelona.

Dónde quedó nuestro orgullo patrio?, nuestra famosa selección del cinco a cero contra Argentina? nuestro Pibe Valderrama? nuestras hazañas en el mundial de Italia? dónde estamos los colombianos?, no me quiero sentir extranjera en mi casa y a pesar de vivir hace catorce años por fuera tengo siempre la necesidad de ir, para buscar referencias, aquellas que me hacen sentir viva porque me cuentan mi historia, cariñosamente mis amigos portugueses me dicen que voy cargar baterías.

Esto que pasó con el fútbol es tan grave como si un día llegara a la plaza de Bolívar y Bolívar no estuviera, como si un día el cuerpo de bronze de Nicolas Sarkozy o de José Maria Aznar remplazara a nuestro libertador simplemente porque fueron menos violentos simplemente porque un día en Colombia nos perdimos de nosotros mismos.

Si había algo que me hiciera orgullosamente colombiana, era el amor con el que nosotros mismos hablábamos del país no perdamos por favor nuestras referencias, violentas o no son nuestras.

Me gusta sentirme en una ciudad cosmopolita como Bogotá donde me puedo comer el mejor ceviche peruano del mundo o puedo saborear un clásico plato de pasta al mejor estilo italiano pero también me gusta el pan de yuca de san jerónimo el pollo de kokorioko y el ajiaco de mi casa. Me gusta caminar por Cartagena con una limonada de coco en la mano y comprar los dulces en la plaza de los coches.

Quiero seguir yendo a Colombia y ver las banderas en venta cerca del monumento a los héroes!