sexta-feira, 17 de setembro de 2010

Salvo mi corazón todo está bien.

Una de las cosas que más me gusta comprar es libros, cuando voy a Bogotá paso horas en la libreria Nacional, en Villegas editores y en este último viaje me quede una mañana en la libreria de la Universidad de los Andes.

Me gustaría poder tener toda la colección de libros de Villegas editores en cada viaje compro un ejemplar tengo dos infantiles, "el secreto del dorado" y "ooommm-mmmooo" que considero genial tengo un ejemplar de la primera edición de Bogotá desde el aire" " Rogelio Salmona" el libro de la bienal de arquitectura de 1998 entre otros.

Uno de los más recientes que vi fue "Amor a la Colombiana" casualmente hoy abri la página web de la editorial y el banner de entrada que me dio la bienvenida era esta imagen que me gustó mucho.

Todos los libros tienen su encanto Amor a la Colombiana estoy por descubrirlo...

El dia de un Ajiaco

La tradición bogotana dice que el Ajiaco es para comer en familia y de preferencia el domingo, en mi casa esta tradición nunca fue respetada por varias razones, primero porque mi mamá no era bogotana segundo porque los gustos familiares estaban completamente divididos tres amamos el ajiaco dos lo odian y la tercera y más fuerte es que en mi casa por tradición un domingo vamos a almorzar por fuera esta costumbre la heredamos de mi abuelo y cuidadosamente todos la intentamos mantener, normalmente evitamos los restaurantes de cómida tipica abrimos una excepcion para comer la famosa fritanga en la Calera, Chia o Siberia dependiendo del plan del día.

Para mi un ajiaco hoy en dia representa muchas cosas, es uno de mis platos favoritos de la gstaronomia colombiana, representa tambien y porque lo quise volver ritual el sabor con el cual me despido de Bogotá, siempre el dia que me devuelvo a Portugal el almuerzo de despedida es un ajiaco preparado especialmente para mi, ese dia logro reunir la familia los abuelos, los hijos, los nietos, los tios ahi estamos todos juntos, el sabor del ajiaco lo guardo en mi memoria como un tesoro, como un elemento estimulante para luchar contra la nostalgia.

Una de las primeras cosas que me regaló mi mamá cuando me vine a vivir a Póvoa fueron las cazuelas de barro negro para el ajiaco, tienen los orillos y la base en plata, esa fue la forma que mi mamá encontró para darle un toque más elegante a las rusticas cazuelas infelizmente solo he hecho ajiaco una vez en 10 años... ajiaco sin guscas no es ajiaco! por esa razon desistí de preparar mi plato favrito pero aquella cómida con amigos portugueses fue my bien servida.

Un día fui a un almacén de decoración que en España se llama Habitat es una cadena Holandesa y que aqui en Portugal por motivos comerciales pasó a ser Area, me sorprendí cuando vi en la novedades expuestas una vajilla que llevaba el nombre "Colombia" era la vajilla de barro negro hecha en Raquira nunca me habia fijado en la vajilla como una excelente pieza de diseño, expuesta junto a otros elementos que incorporaban color como el mantel o los utensilios de silicona ahi estaba un producto nacional brillando, junto a Alessi o Bodum.

Confieso que estuve tentada a pagar cuatro o cinco veces más e valor de la vajilla, solo para completarla me hace falta la olla gigantesca para preparar el Ajiaco no importan las guascas quiero la olla.

Retomando ideas


"Sinconcaina" apareció hace tres años como respuesta a una inquietud personal, sigue siendo un sueño, un deseo casi infantil de reunir en un solo espacio una serie de objetos para mi emblematicos que representan mi pais.

Ese espacio imaginario consiste en multiplicar las dimensiones de una maleta con capacidad para 20kilos donde año tras año intento empacar a Colombia en mi samsonite rigida que compré en Nueva York hace 17 años, mi maleta de por si ya es emblematica sobrevivió al primer viaje casi como un sobreviente de guerra, cuando la recibí en Bogotá venia partida en la frente, nunca supe si fueron los empleados obesos de AmericanAirlines o el maletero delgadito del dorado que la rompió. no importa tuvo arreglo y todavia me acompaña como una fiel amiga en quien confio todos mis secretos.

Hablando de mi maleta creo que las histórias que puedo contar se centran todas en una lucha quijotesca para poder cerrarla, sin tener que retirar el arequipe Alpina, las chocolatinas Jet, el paquete de bom- bom-bum, los libros que compro en cada viaje, el exprimidor de limones de Andrés Carne de res, toda la colección de boxers infantiles de punto blanco, las cacerolas Imusa... y el regalo que no se quien me dio pero que no lo puedo dejar.

Trece años despues de vivir en un exilio voluntario puedo decir y porque hace poco hice un inventario que mi casa en Portugal tiene 50% de objetos colombianos, es inexplicable como aún mantengo la tradicion de vestir a mis hijos y a mi unicamente con ropa interior colombiana, cuando me duele la cabeza me tomo un dolex y los huevos los frito en una linda y pequeña cacerola imusa que me recuerda mi época de infacia en la casa de mi abuela.

Pensando en agrandar mi maleta inmediatamente pienso en un contenedor y lo imagino en el puerto de Leixões descargando todo aquello que para mi es producto nacional por execelencia y sin cocaina!

Aqui comienza una idea que trasciende el recopilar objetos, pasa por la comercialización de ellos y unir a este concepto mi trabajo creativo en un solo espacio "sincocaina"